No es normal hacer montaña en lugares tan inhóspitos como un
desierto. Pero subir al Jebel Hafeed un monte de piedra de 1240 metros
de altura es sencillo y no hay necesidad de sufrir los rigores del sol
gracias a una nuevecita carretera aunque llena de serpenteantes curvas
(fotos 1 y 2), y que te lleva a la cumbre donde puedes comerte un helado
en un área de servicio, como si de una autopista se tratara. Hay varios
puntos en la ascensión con miradores donde detenerse a observar las
formaciones rocosas, algunos con barbacoas y hasta con zonas de juegos
para niños. Tanto en estos miradores (foto 3), como desde la cima (fotos
4 a 6) se disfruta de unas inacabables vistas del desierto, así como de
la cercana ciudad de Al Ain.
El porqué de esta estupenda carretera que no pareciera tener mucho
sentido se encuentra en los caprichos de los privilegiados del país, que
se les ha ocurrido hacerse aquí arriba un palacio real (foto 7), para
estar un poco más frescos que abajo...