No hay nada cerca para esquiar desde Berlín, lo más próximo son
hacer 250 kilómetros para llegar a una mini estación de pueblo de 2 pequeños
remontes. No necesitamos más ya que Ana Sofía está aprendiendo. El problema es
que hacer esa cantidad de kilómetros si nieva es complicado, ya que en caso de
nevada, nieva en los 250 kilómetros de la ruta, no es como ir a esquiar a los
Pirineos, que prácticamente solo ves la nieve cuando llegas a las pistas, pero
bueno, la aventura es la aventura...y tenemos suerte pillando un tiempo soleado,
y la nieve en un estupendo estado.
Las dos pistas de Altenberg te las terminas rápido (fotos 1 y 2), así que Ana
Sofía puede machacar y machacar su cuña, aprender a tomar las perchas, e incluso
pasar a los "stems", y los "braquages". Tiene un don nato para el deporte y
aprende muy rápido (foto 3).
Marco aun tendrá que esperar un año para probar esto, de momento encontró una
heladería a pie de pistas donde le trataban como un príncipe (foto 4).
Y cuando se hace de noche, no hay que preocuparse, las pistas están iluminadas,
y si el cuerpo aguanta, pues se continua esquiando (fotos 5 y 6).
Al día siguiente, nos vamos al pueblecito de al lado, Geising. Y más de lo
mismo. Otra mini-estación muy local (pueblerina, diríamos en España), con otro
par de remontes, que desde nuestro albergue se veía así (foto 7). Las pistas
igualmente con una calidad de nieve excelente, por lo que los disfrutamos mucho
(fotos 8 y 9). Ni se sabe las veces que bajó Ana Sofía, que al final se conocía
tan bien la pista que ya la bajaba en directo en "Tchuss" (foto 10). Menudo
nivel la niña con solo haber ido a esquiar 2 veces.
Marco tampoco se lo pasó mal (fotos 11 y 12). Valió la pena el kilometraje...