Hay que dedicar al menos un día (la isla es pequeña y no hace falta mucho más), para
hacer un recorrido turístico, y ver lo más interesante dependiendo de los gustos de cada
uno, ya que hay un poquito de todo.
Empezando en la misma zona hotelera, desde cualquier punto es visible todavía el legado
holandés en forma de un precioso y nuevecito molino, que por las noches hace las veces de
asador de carne (foto 1). Desde allí mismo se puede llegar caminando de nuevo hasta la
Playa Eagle, donde se encuentra el símbolo y tesoro más cuidado de la isla: el árbol
Fofoti (Laguncularia Racemosa) (foto 2), su imagen la encontrareis en todos los lugares: posters, libros de turismo, y hasta en la etiqueta de la cerveza local llamada
Balashi. Dicen que es imposible perderse en Aruba, ya que estos árboles señalan con sus
ramas la dirección de la zona hotelera, así que ellos siempre os guiarán a las playas
más concurridas, o sea al hotel en el que os alojáis.
El pico más alto de Aruba es el Jamanota de 188m,aunque el más característico es el
Hooiberg de solo 165 metros de altura y que posee escaleras hasta la misma cima, y como
está más o menos en el centro de la isla es un buen lugar de observación (foto 3). No os
confiéis por esta pobre altura y subir temprano, el calor y el bochorno tropical hacen
realmente duro subir después de las 10 de la mañana, yo personalmente conozco a más
gente que ha subido al Everest que a esta, la segunda montaña más alta de Aruba...
Desde aquí y en dirección norte se llega pasando primero por las ruinas de un antiguo
fuerte que defendía la playa, a otra de las bellezas naturales de la isla, el Puente
Natural de Andicuri (foto 4), hay que darse prisa en verlo, no va a durar mucho (otros puente
naturales que había al lado ya se hundieron), y desde aquí os podéis introducir en el
Parque Natural Arikok, con muchas playas, piscinas naturales, cuevas, zonas de dunas, antiguas
minas de oro, y pinturas rupestres como las de la (foto 5)...