El templo de los cielos era un altar donde los emperadores de las dinastías Ming y
Qing ofrecían sacrificios a los dioses.
El lugar es inmenso cubriendo 273 hectáreas con viejos cipreses, palacios, altares, templos
menores, salas, corredores, muros, etc...
Se terminó en el 1420 de nuestra era, aunque se reconstruyó y adaptó durante el periodo
Ming.
Es uno de esos lugares que a pesar de ser grandioso, hay que ir muy despacito ya
desde la misma entrada (foto 1), para no perderse la foto típica (foto 2), ni las de muchos
otros rincones (foto 3),o pequeños detalles (foto 4).