El Parque Nacional de Neringa, es probablemente la localidad
turística más conocida de Lituania. Es una tranquila maravilla creada por el
mar, el viento, y también por la acción de hombre. Un larga franja de arena a la
que se accede desde Lituania en transbordador (foto 1), y al final de ella
comunica con el enclave ruso en Europa de Kaliningrado.
Hay una buena carreterita que la recorre (foto 2), pero lo mejor es disfrutarla
en bici a pie, y son muchos los que lo hacen (foto 3).
Esta estrecha península, se formó por la acción de las olas que fueron empujando
grandes bancos de arena, que se fueron juntando unos con otros. Hoy hay
numerosas dunas, en las que crece su típica vegetación, y algunos bosques de
pinos sembrados por el hombre para detener la deforestación y contener la arena
(fotos 3 a 6). Toda esta franja de arena que ocupa 95 kilómetros cuadrados es
parque nacional protegido, y así nos lo informan numerosos carteles (foto 7), al
igual que las normas a seguir en el lugar para no alterar el ecosistema, así que
por ejemplo a los numerosos miradores sobre las dunas hacia el mar se llega a
través de pasarelas (foto 8). Las vistas más espectaculares se dan al final de
todo, ya en la frontera con el enclave de Kaliningrado, donde en la duna más
alta hay un tremendo reloj de solar (foto 9).
Hay varias pequeñas localidades. La más importante es la de Nida, al sur, donde
hay algunos pequeños museos con documentación sobre la vida de las
antiguas aldeas de pescadores, o otro dedicado al ámbar. Las casitas son muy
simpáticas y agradables a la vista (fotos 10 a 14), y saliendo ya de la
población, en seguida llegareis a la frontera con Rusia (Kaliningrado) (foto
15), por donde si no lleváis visa rusa, pues como a mi, no os dejarán pasar, ni
pretendiéndolo hacer solo en tránsito hacia Polonia, todo era Ne, Ne y Ne...