La zona bonita de Manaos, donde se encuentran los grandes hoteles y la playa,
es Ponta Negra. Allí parece ser que todo el mundo pasará el año nuevo, así que
hacia allí nos dirigimos a pasar la nochevieja. La entrada a la zona de playa está
iluminada y nos da la bienvenida (foto 1), en realidad todos los edificios, y
por todos lados hay una iluminación con motivos navideños, algunos también
selváticos (foto 2).
Junto a la playa, han montado un gran escenario con música en vivo, y conforme
se acerca la hora del cambio de año, cada vez hay más personal (foto 3). La
música estilo brasileño, no cesa, a ratos la combinan con bailes y toques
indígenas (foto 4), pero sin bajar el ritmo, y sobre todo sin sentirse en ningún
momento que estamos en el corazón de la selva.
Y llega la hora, y lo celebran a lo grande, con 10 toneladas de pólvora que han
dispuesto en barcazas sobre el río frente a la playa. Los fuegos fueron
interminables, casi excesivos. Insisto porque aun no me cabe en la cabeza. Fue
algo totalmente grandioso e increíble que nadie esperaría encontrar en la
amazonia...