Desde Quibor es interesante que toméis un desvío de solo 14 kilómetros, hasta
la población de Guadalupe, en el pueblo os recibirá su preciosa ermita (foto 1).
Durante el camino hasta aquí, ya sabréis lo que se viene a ver, y que toda la
carretera está plagada de pequeños talleres (foto 2) y tiendecitas de
artesanos, así que prepararos para asombraros con el trabajo que hacen estos
artesanos con la madera, por que de verdad lo hacen allí, y en la parte de atrás
de todas las tiendecitas veréis donde y como trabajan (foto 3).
Podréis comprar de todo : bandejas, flores, animales, silla, mesas, etc. pero
son las sutiles frutas criollas de variados tamaños y formas entre las que
encontraremos piñas, cambures, guanábanas, mangos, uvas salidas de las diestras
manos de los artesanos lo que el turista viene a buscar. Para hacer estos frutos
combina toda serie de maderas: la verde veta de la Vera, el negro del "Quebracho
", el amarillo del "Miguelito", el anaranjado del Cartán, el rojo de la Sierra
de Iguana, o el morado del "Nazareno ".
Curiosear entre todas estas frutas (foto 4), y componer vuestra propia bandeja
con el tamaño y la variedad de frutas que deseéis. La que nosotros compramos la
podéis ver a los pies del caballo de Ana Sofía (foto 5)...