Una de las actividades que realizamos en el Hato Piñero y que se
merece una reseña propia aparte, fue la de cazar cocodrilos. No es que fueran
grandes, solo nos atrevimos con las crías, pero es toda una experiencia.
El Hato está realmente lleno de estos animalitos, cualquiera se mete a bañarse
en cualquier río o laguna, están infectadas de cocodrilos (foto 1), son los
auténticos reyes del medio acuático, a veces incluso pasas cerca de ellos y no
los ves (foto 2), están bien escondidos acechando bajo el agua cuando no están
plácidamente tumbados al sol.
El método para cazarlos es bien sencillo, un palo, una soga con un nudo
corredizo, y un poco de valor para acercarse a ellos lo suficiente como para
ponérsela al cuello y estirar (foto 3). Una vez cazado a pesar de su aspecto
agresivo, la verdad es que se comportó muy tranquilo, y se dejó tocar y mirar
todo lo que quisimos. Su piel es rugosa, pero lo que más sorprende, es su
temperatura fría, muy fría para la temperatura corporal nuestra a la que estamos
acostumbrados a sentir, es muy curioso, y todos lo queremos sentir,
especialmente los niños (foto 4), aunque al final nos acabamos haciendo fotos
todos (fotos 5 a 8)...