Jaffa, en hebreo Yafo (la bella) es una ciudad encaramada en un
promontorio que da al mar (fotos 1 y 2). Está dentro del termino municipal de
Tel Aviv, y hace las veces de su casco antiguo aunque está algo fuera de la
ciudad. Es un lugar fascinante, y luce impecable, ya que está totalmente
restaurado (foto 3).
Según los relatos bíblicos, Jaffa fue fundada después del Diluvio universal.
Según la tradición judía el fundador habría sido el mismo Jafet, el hijo de Noé
que se estableció aquí cuarenta años después del Diluvio. Pero según Plinio el
Viejo, la ciudad fue fundada por Jopa, hija de Eolo dios de los vientos. Lo que
es seguro es que el primer testimonio escrito de Jaffa se remonta a una
inscripción del faraón Tutmosis III que tomó la ciudad en el 1486 a.C. Más tarde
durante el reinado de Ramses II cayó en manos de los filisteos, y reconquistada
hacia el año 1000a.C. por el rey David.
En Jaffa nació el mito de Andrómeda cuando la ciudad era gobernada por el etiope
Cefeo, cuya esposa Casiopea se jactaba de ser la más bella de las nereidas. Como
castigo Poseidón envió un monstruo a Jaffa que solo se aplacaría con el
sacrificio de Andrómeda, hija de Cefeo y Casiopea, pero Perseo dio muerte al
monstruo y se casó con la muchacha.
Hasta nuestros tiempos siguieron conquistas y reconquistas, por aquí pasaron los
asirios, fenicios, perteneció al imperio de Alejandro Magno, los tolomeos, los
judíos, los macabeos, los romanos, los cruzados, los mamelucos...
No quedan vestigios de todas estas dominaciones, pero si de los últimos periodos
romanos, y pasear por sus callejuelas es una auténtica maravilla: calles
empedradas, soportales, escalinatas, portales, en cualquier lugar te puedes
detener a ver algo interesante (fotos 3 a 11).
También hay cosas más modernas como su iglesia (foto 12), alguna fuente
modernista (foto 13), y su puerto pesquero (fotos 14 y 15), donde además de sus
pequeñas embarcaciones de pesca y sus marineros con sus redes, están como no las
terracitas y restaurantes para comer pescado...