Regresamos a Bulgaria por la frontera de Ruse, y es que muy cerca de aquí
se encuentra uno de las nueve lugares declarados en Bulgaria Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO.
Se trata del Monasterio Rupestre de Ivanovo, un complejo que comprende celdas, capillas e
iglesias talladas en la roca entre los siglos XII y XIV con pinturas murales de esa
época, es considerada la obra de un grupo de anacoretas practicantes del ascetismo.
Personalmente me decepcionó bastante, y no entiendo bien el criterio que se ha seguido
para hacer de esta pequeña y mal cuidada cueva un monumento patrimonio de la humanidad, a
no ser que tuvieran en cuenta el tranquilo río para acampar que pasa por los
alrededores, o las muchas aves rapaces que podréis observar volando en los acantilados
sobre ella, pero el que decida venir hasta aquí para ver la iglesia, pierde su tiempo y su
dinero, en mi opinión, claro...