Octubre además del mes de la cerveza, es el mes de la cosecha de manzana. Nos
encontramos en Gôttingen, el pueblo de Heike junto al Danubio en el estado de
Baden-Würtemberg, y su familia como cada año recoge las manzanas de sus terrenos
para llevarlas al molino, donde las prensarán y harán jugo de manzanas
totalmente natural sin ningún aditivo suficiente para toda la familia todo el
año. Nos invitan a un duro día de trabajo, y claro, nos apuntamos.
La jornada comienza subiendo todos al tractor para dirigirnos al campo (foto 1).
Después a recoger las manzanas que previamente habíamos sacado del árbol a
palazos (foto 2). Y poquito a poco casi sin darnos cuenta si no fuera porque la
espalda de uno ya no es la de un jovencito, pues el remolque se va llenando de
manzanas (foto 3).
La segunda fase del trabajo ya es en el molino del pueblo. Primero hay que
descargar las manzanas y colocarlas a la trituradora (foto 4). Sin adicionar
absolutamente nada de nada de la trituradora sale la pasta de la manzana, la
cual se coloca directamente al filtro (foto 5), que separará el líquido del
sólido (foto 6). Todo listo.
Ahora solo queda conducir el jugo a un depósito donde es calentado previamente
al envasado, con la única intención de que al enfriarse cree dentro de la
botella un vacío que lo conservará en optimas condiciones hasta ser consumido (
foto 7)...