Hemos vivido un intenso y emocionante día en la cima del Junfraujoch, ya de
bajada, y como hace una tarde espléndida, nos quedaremos en la estación de
Kleine Scheidegg, donde a la subida solo realizamos el cambio de trenes, para
disfrutar de los paisajes, tomarnos un chocolate caliente y asimilar un poco
tanta belleza natural como hemos visto.
Desde aquí la vista sin querer siempre se va hacia la cara norte del Eiger (foto
1), y es que es muy impresionante. El segundo punto que más se mira es el claro
collado que separa las cimas del Mönch y la Jungfrau (fotos 2 y 3), porque hasta
ahí arriba es donde subimos en tren, ni habiéndolo hecho me lo puedo creer.
Si miramos hacia cualquier otro lado, veremos pistas y más pistas de ski, con
abundante y buena nieve (foto 4).
Ya reconfortados con el chocolate, caminamos un poquito, como no, en dirección
al pié de la temible cara norte del Eiger, a la que nunca termina de darle el
sol completamente (foto 5). Allí nos sentamos en la nieve, hicimos nuestro
muñequito de nieve (foto 6), y un montón de fotos. El día fue inolvidable...