Y nos adentramos en la solitaria Península de Karpaz, aquí lo que no
hace falta buscar es tranquilidad, es lo único que hay, además de
estupendas playas para disfrutarla.
En cuanto nos alejamos unos kilómetros de Kyrenia, ya prácticamente
desaparece el turismo, y solo en las primeras playas encontraremos más
turistas. Todas son muy atractivas, pero es imposible parar en todas
ellas, nosotros nos bañamos por ejemplo en la playa de Alagadi (fotos 1
y 2), donde se aprecia que también llegan las tortugas a desovar (foto
3).
Conforme nos adentramos en la península, las culturas se confunden (foto
4), todo se hace más rural (foto 5), pero las hermosas y solitarias
playas se siguen sucediendo, una de las más buscadas es la llamada
"playa dorada" (fotos 6 a 8) por el color dorado de su arena, preciosa y
sin ningún complejo turístico a la vista.
Pero la más fabulosa de todas, no se me ocurre una más hermosa en ningún
lugar del mundo es la llamada playa de Altinkum (fotos 9 a 11),
larguísima, elegante, limpia, transparente, solitaria y salvaje...