Mata Nacional de Bussaco. Luso. Portugal

Febrero 2015

Desde Coimbra nos dirigimos hacia Aveiro, pero en el camino hacemos noche en la localidad de Luso para en la mañana dirigirnos a visitar "Mata Nacional de Bussaco", un bosque que se remonta al siglo VI, cuando una comunidad de monjes benedictinos se instala en el valle.
A principios del XVII el Obispado de Coimbra lo cedió a los carmelitas descalzos, quienes construyen el monasterio, en 1628 y le proporcionaron al lugar su época de mayor esplendor. Actualmente solo quedan la iglesia, cuya fachada principal tiene tres arcos, interior de nave única, y planta de cruz latina, y el claustro, rodeados por el hotel.
Los monjes, en su afán de conseguir un lugar para el recogimiento y la oración, deciden levantar un muro de piedra de 5750 metros de longitud que delimita el bosque, y continúan con la plantación de especies forestales exóticas, provenientes de las colonias portuguesas.
Hoy día, podemos contemplar más de setecientas especies arbóreas, en una superficie de unas 400 hectáreas. Especies únicas, que requerirían viajar por todo el mundo para contemplarlas: abetos del Himalaya, acacias australianas, alcanforeros japoneses, araucarias brasileñas, cedros del Caucaso, eucaliptos de Tasmania, fresnos de Pensilvania, ginkos biloba, palmeras de Asia, pinos mejicanos, secuoyas, tilo y tuyas americanos… Junto a ellos árboles autóctonos y flora europea: alcornoques, encinas, hayas, lentiscos, olivos, olmos, robles y tejos...es lo más parecido que encontraremos en Europa a una selva tropical, lo que por si solo hace que la visita resulte atractiva.
Los monjes obtuvieron del Papa Gregorio XV en 1622 una bula que prohibía la entrada a las mujeres, ingeniosamente sorteada cuando la Reina Catalina, viuda de Carlos II de Inglaterra, quiso visitar el Buçaco, abriendo una nueva puerta en el muro. Desde entonces hay una tercera entrada, llamada Portas da Rainha (reina). Otra bula que concedió Urbano VII, condenaba a la excomunión a aquellos que talasen o degradasen el bosque.
Desde el aparcamiento ubicado junto al hotel se puede iniciar caminatas por el bosque a la cercana Ermita de la Asunción o a la Fuente Fría, donde un manantial que brota entre las rocas es una de las fuentes más hermosas del parque...