La vida diaria en Hebron, a parte de controles militares (foto
1), y muros y verjas (foto 2), es muy complicada y extremadamente tensa. El
control de la vida de los palestinos por parte del ejercito israelí es total, y
cualquier actividad pro-palestina es inmediatamente reprimida. El simple acto de
colocar una bandera palestina en una casa puede ser penado con la clausura de
esa casa, y el palestino puede vivir en ella pero con la humillación de no
acceder a ella por la puerta (que le es tapiada), y tiene que acceder por una
ventana (foto 3). El comercio está totalmente aniquilado, al punto que todos los
mercados (fotos 4 y 5), o tiendas de las calles (fotos 6 a 9) deben permanecer
cerrados. Hay algunas pequeñas excepciones, y son ancianos vendiendo sus propias
frutas (foto 10), o cosas viejas (foto 11) los únicos que se atreven a desafiar
a las patrullas israelíes, también algunos niños lo intentan, pero estos son
inmediatamente obligados a marcharse (foto 12). Así las cosas la industria está
aniquilada, nada entra o sale por los controles que no quieran los israelíes, vi
una pequeña productora de leche familiar, que me enseñaron, y pude incluso
probarla (foto 13). La única manera que tienen de sobrevivir es haciendo cosas
en sus propias casas, como coser por ejemplo (foto 14), así que cuando vas
paseando te invitan a pasar a las casas para comprar cualquier cosa, desde una
banderita palestina a un trozo de pan o te invitan a un té. Así que puedes ver
muchas casas, y ver como viven, y creo que las fotos (15 a 21), dan una idea
clara de la situación en la que viven los palestinos en Hebron.
La excepción a este caos, y la única alegría que da recorrer esta ciudad, son
los niños, siempre alegres y dispuestos a ofrecerte una sonrisa, e incluso a
dejarte jugar al futbol o fotografiarse contigo sin problemas (fotos 22 a 25).
A los adultos les queda ir a fumar o tomar te a los pequeños barecitos (foto
26), sin más remedio que tener que aguantar la represión, aunque llegue a
extremos difícilmente imaginables o soportables, en la (foto 26), soldados
israelíes ingresando armados y calzados con sus botas en una de las sinagogas
palestinas de Hebron, un tremendo desprecio y humillación al que solo los
ancianos con bastón pueden atreverse a enfrentar sin ser reprimidos
violentamente...