Pompeya. Italia

Octubre 2004

A la distancia que se aprecia en la (foto 1), se encuentra Pompeya del volcán Vesubio, el que la sepultó en el año 79 d.C. y la conservó para la posteridad bajo una montaña de materiales volcánicos, hasta que el siglo XVII, el estudio de unos textos antiguos reveló su existencia.
Todo ha quedado perfectamente conservado, pero explorar este inmenso yacimiento (Pompeya tenía unos 25000 habitantes), requiere todo un día, soportar el intenso calor y llevar varias botellas de agua. En la taquilla junto con la entrada regalan una pequeña y completísima guía con fotografías de cada lugar de interés y su situación en el mapa, lo cual ayuda a no perder en tiempo en calles secundarias visitando pequeñas casas que pronto nos parecerían todas iguales.
La visita nos traslada a la roma antigua, y nos enseña como eran sus ciudades, calzadas (foto 2), edificios públicos (foto 3), y casas privadas cuyos interiores han quedado perfectamente conservados, con sus pinturas (foto 4), patios, cocinas, y lugares de esparcimiento con jardines y piscinas, y también los de trabajo, apreciándose perfectamente que casa era la del herrero, y cual la del panadero por ejemplo. Todo está como el día de la erupción, ya que ni sus habitantes tuvieron tiempo de escapar, lo que se demuestra por el gran número de cadáveres encontrados, y no es que la lava los conservara, sino todo o contrario, los volatilizo completamente, pero al enfriarse la lava al deshacer el cuerpo quedó el molde perfecto de la persona, e incluso la posición en la que quedó atrapada (foto 5), hoy no hay que más que rellenar esos moldes con yeso...