Laponia queda lo suficientemente lejos de cualquier sitio como para no ver
hordas de turistas viajando en autobús o coches, o lo que es lo mismo, apenas se
ve un alma, de hecho hay más renos que coches por las carreteras (fotos 1 a 10),
y todo rodeado de bosques que dan un color verde intenso al paisaje. Un paraíso
para los amantes de la naturaleza, el excursionismo o los animales salvajes.
Tierra virgen que se extiende a lo largo de cientos de kilómetros por encima del
Círculo Polar Ártico, y que se puede recorrer por senderos marcados, ya que
numerosas y extensas zonas son parque nacional, lo que las convierte en zonas
inalteradas a la civilización.
Hay que circular con prudencia, ya que los renos, son extremadamente curiosos, y
amistosos (fotos 11 y 12), y no tienen reparo en acercarse a verte la cara, o
caminar junto al coche a baja velocidad, por lo que te encuentras a muchos
tranquilamente junto a la carretera (fotos 13 a 15) haciendo su vida normal. Van
siempre en manadas (foto 16), así que con esquivar a uno no solucionas nada, hay
que ir despacio con el coche y detenerse hasta que pasen todos. Al principio
hace gracia, luego te acostumbras y lo haces normal, estamos en Laponia, hábitat
natural de los renos...