El campo de concentración de Sachsenhausen funcionó entre 1936 y
1945 operado por los nazis y posteriormente entre 1945 y 1950 por los
soviéticos. Se encuentra en la población de Oranienburg, muy cerca de Berlín,
tanto que se llega a él en el transporte público de esta ciudad.
Hoy funciona como un museo del holocauto, y su entrada representa un muro (foto
1), Lógicamente los muros auténticos con sus torres de vigilancia aun quedan
allí (foto 2), así como la famosa frase que se encontraba en la entrada de todos
los campos de concentración alemanes "Arbeit mach frei" (El trabajo te hace
libre) (foto 3).
Tenía una forma de triangulo, así que desde su vertice donde se encontraba el
edificio principal se divisaba todo el campo. Llegaron a ser hasta 65.000 los
detenidos, de los que se cree que murieron unos 30.000 y aunque en la actualidad
ya quedan pocos edificios en pié en parte por el paso del tiempo, en parte
porque los neonazis actuales destruyeron algunos barracones hace algunos anios.
Pero queda lo suficiente como para hacerse una buena composición de lugar.
Los barracones que veremos son auténticos (foto 4), así como sus interiores
(foto 5), y mobiliario (foto 6). También quedan en pie los edificios de las
cámaras de gas con sus siniestras chimeneas (foto 7), y su más mortífero
interior (foto 8), los crematorios (foto 9), y las terribles explicaciones de
como funcionaba (foto 10), los paredones de fusilaciento, etc.
Varios de los edificios originales se han acondicionado como salas de museo, en
los que a través de fotos (foto 11 y 12), y de los objetos encontrados en el
campo que van desde trajes de presos (foto 13), hasta volúmenes enteros de
archivos de registro (foto 14) que ayudan a comprender el funcionamiento del
campo.
La entrada al campo es gratuita, pero se puede solicitar una audio-guía en
espaniol que nos proporcionará mucha más información adicional, por un pequenio
precio.
Este campo es famoso, porque aquí se llevó a cabo con mano de obra judía, la
falsificación monetaria más grande de la historia conocida como "Operación
Krüger", por ser Bernhard Krüger quien puso en marcha el plan de falsificar
140.000.000 de libras esterlinas para introducirlas al sistema monetario del
Reino Unido y desquiciarlo, a la vez que se autofinanciaba la propia SS. Los
alemanes reclutaron entre los prisioneros a dibujantes, fotógrafos, u otros
relacionados con el arte de la imagen, hasta conseguir hacer hasta el más mínimo
detalle de los billetes ingleses que todo el mundo consideraba auténticos y por
tanto circularon como dinero real, con lo que se hizo necesario un cambio de
formato de los billetes de las libras esterlinas de la época, y los efectos de
esta operación se dejaron sentir hasta bien pasado el fin de la guerra. En el
campo aun se pueden ver algunos de estos billetes (foto 15)...