Tetas de Niquitao (2ª parte). Trujillo. Venezuela

Abril 2007

Pero por la noche sucede lo que nadie deseaba: Comienza con una estruendosa tormenta eléctrica en la lejanía, pero cada vez se oían los truenos más y más cerca. Luego se puso a llover, y luego más y más en forma de diluvio universal. No podemos hacer más que preocuparnos por el descenso y esperar. Llega a llover tanto que la laguna junto a la que estamos acampados se desborda, y el río que forma para desaguarse atraviesa el campamento inundando todo (fotos 1 y 2). Algunos marineros de alta montaña abandonan el barco y se refugian en sus coches, el viento es huracanado, y no podemos ni salir de las tiendas. En una de las veces que salgo a tomar fotos en medio de la tormenta casi a 4000 metros, mi tienda es literalmente arrancada y tumbada por el viento con Heike y Ana Sofía dentro (foto 3).
No se puede aguantar más así, hay que recoger como podamos, y auto-evacuarnos un par de miles de metros más abajo, para resguardarnos de la fuerte tormenta de viento y lluvia.
El problema es que sería muy peligroso bajar por donde subimos, todo estará muy embarrado y no habría margen de error frente a una patinada con la pista muy estrecha y resbaladiza y con un gran precipicio amenazante.
Al subir vimos un camino que baja al otro lado del valle, no sabemos ni siquiera si tiene salida, pero no tenemos alternativa, y hacia el nos dirigimos en medio de la tormenta que no quiere parar (foto 4).
Nuestra suerte mejora algo, y a pesar que la bajada es muy empinada y está llena de barro, el terreno tiene mucha piedra, lo que facilita el agarre de los cauchos (foto 5),y aunque en algunas partes el barro es profundo , casi siempre se concentra en lugares planos, con lo que incluso nos divertimos atravesándolo (foto 6).
Conforme perdemos altura, también pierde intensidad la tormenta, e incluso deja de llover. Y ya salvados, más tranquilos y relajados, volvemos a disfrutar de la montaña en familia (foto 7), pero la pasamos realmente mal...