No se me ocurre nada más emocionante para unos papás, que ir con su hijo/a a
Disneylandia. Pues aquí estamos en Orlando, en el parque temático original de
Disney, que se inauguró en 1971. Pero no os creáis que por que sea tan viejo da
ese aspecto, nada de eso, todo está nuevo, brillante y reluciente como como si
lo hubieran inaugurado ayer. Y a pesar de que algunas atracciones clásicas como
el castillo, las montañas rusas, etc, son las mismas y siguen funcionando, cada
año Disney agrega nuevas atracciones y espectáculos vinculados a sus nuevas
películas y estrellas.
Pero empecemos por el principio. La primera impresión que se tiene al llegar al
parking del parque, es que el lugar es grande, muy grande. Nada más bajar del
coche, ya te suben a unos trenecitos, y te llevan hasta una gran explanada a
orillas de un lago, ahí tienes que decidir si llegar a la entrada del parque en
un moderno monorraíl (foto 1), o en barco (foto 2). Ambos te dejan en la
estación del ferrocarril de vapor que circunvala el parque (foto 3), y desde el
que se tiene una buena perspectiva de este. Si decides entrar dentro del parque,
también dentro tienes muchas opciones de movilidad: autobuses descapotables
(foto 4), barcos a vapor que navegan por los muchos canales del parque (foto 5),
o se puede caminar. Hay que decidirse y no perder mucho tiempo, porque hay mucho
que ver...